En el desarrollo de la carrera profesional y, sobre todo, durante un periodo de transición laboral, es muy importante conectar con algunos de los valores principales que nos sirven como palanca para seguir avanzando, creciendo, y desarrollándonos a nivel personal y profesional: el aprendizaje y la mejora continua.
Pero, ¿qué estrategias son importantes para lograr este aprendizaje y progreso constante? ¿Cómo encontrar la motivación y el impulso necesarios para conseguirlo?
En primer lugar, tener muy clara la distinción entre las siguientes preguntas: ¿por qué? y ¿para qué? Aunque suenen muy parecidas –tanto que a veces no sabemos distinguir su uso– tienen significados bien distintos.
Esto lo podemos conseguir, de una forma muy clara y fácil, si lo visualizamos en forma de pregunta y respuesta. Cuando queremos saber la causa de algo, nos preguntaremos “¿Por qué me encuentro participando en un programa de outplacement? Porque me he desvinculado de mi compañía”o “¿Por qué es importante hacer networking? Porque necesito tener y gestionar una buena red de contactos”.
Sin embargo, el “¿para qué?” lo usaremos cuando esta pregunta nos ayude a reflexionar sobre el propósito de algo.Así, si lo aplicamos a las preguntas anteriores, estas podrían ser algunas posibles respuestas: “estoy participando en un programa de outplacement para encontrar nuevas oportunidades de trabajo, acortando el periodo de transición profesional y aprendiendo una metodología de la mano de profesionales que me enseñan, me guían y me acompañan”o “es importante que cuide mi red de contactos para darme a conocer y conocer a otros, intercambiar información y experiencias y buscar nuevas oportunidades”.
Como podemos observar, las reflexiones son muy distintas y nos llevan a respuestas diferentes –todas ellas importantes, necesarias y complementarias– y que nos ayudan a tomar conciencia de nuestro propósito, estableciendo una conexión mucho más profunda y clara con este mismo.
¿Qué más preguntas pueden sernos útiles en este proceso de aprendizaje y mejora continua en el desarrollo de la carrera profesional?
- ¿Para qué voy a utilizar “mi mensaje”?
- ¿Para qué es útil mi experiencia y mis conocimientos?
- ¿Para qué voy a usar los logros conseguidos a lo largo de mi carrera profesional?
Y es que, hacernos todas estas preguntas nos aportará claridad, foco e intención para conectar con nuestro propósito.
De la misma forma, también hay otras estrategias que nos pueden ayudar en este proceso de mejora continua:
- ¿Qué te llevas de cada paso que das? y ¿qué vas a hacer diferente con ello? Hacernos estas preguntas después de cada aprendizaje y fase superada en el proceso, permiten conectar con el compromiso de aplicar parte de lo aprendido, tomar conciencia de lo más relevante y de la respons(h)abilidad de dar respuesta a ese compromiso, movilizando recursos y voluntades –propios y externos– para pasar a la acción.
- Celebrar los errores. Redefinir el significado de conceptos como fallo, error, fracaso u obstáculo es parte importante y útil del proceso de aprendizaje, ya que aporta una información y una experiencia vital necesaria para alcanzar los retos y los resultados deseados. Así, es de especial importancia trabajar muy bien esta estrategia cuando nos enfrentamos, por ejemplo, a las entrevistas de trabajo, donde aparecen muchos miedos (al bloqueo, a no estar a la altura, a perder una oportunidad y muchos otros más temores).
- Cultura de feedback continuo. Generar espacios de manera habitual para aplicar lo aprendido y recibir/dar feedback de lo observado, respecto a resultados y acciones realizadas sobre objetivos y retos planteados, compartiendo e identificando puntos fuertes, áreas y compromisos de mejora, y seguimiento de las mismas. Por ejemplo, una buena forma de aplicar esta estrategia es, después de cada entrevista de trabajo o de networking, hacer siempre una autorreflexión o autofeedback –por escrito si es posible– de lo que ha salido bien, qué es lo que más te ha gustado, de qué te sientes especialmente satisfecho, qué podrías repetir tantas veces como quisieras y convertir en un recurso. Y también, por supuesto, qué cambiarías, qué harías de manera diferente, qué podrías mejorar, etc.
- Valores personales compartidos. Tener en cuenta todos aquellos valores que permiten guiar los comportamientos y motores del aprendizaje continuo es clave. Así, algunas de las cualidades y virtudes que comparten las personas que aprenden de manera continua son: la excelencia, el cuidado y desarrollo de las personas que les rodean y de sí mismos, crear valor con entusiasmo, el compromiso con su desarrollo profesional, personal y el de su talento, la curiosidad constante, la mentalidad de principiante, una actitud positiva y la cultura del esfuerzo, entre otros.