Después de 25 o 30 años de carrera profesional, llega el momento en el que te preguntas si quieres o, incluso, si necesitas, dar un giro a tu vida laboral. Es decir, hacer algo que te permita levantar un poco el pie del acelerador y atender a otros asuntos que nos aporten y llenen tanto a nivel personal como profesional.
En el momento en el que llegas a este punto, lo normal es que, casi de manera inconsciente, empieces a hacer un balance entre tu vida personal y profesional. Y es que, tu momento vital probablemente haya cambiado, e, inevitablemente, tus prioridades en la vida también, dándole, así, mucha más importancia a tu vida personal y familiar que a la laboral.
¿Qué hacer y por dónde empezar?
Normalmente estas son las dos preguntas que más nos solemos hacer a la hora de iniciar este proceso de balance y cambio, o cuando iniciamos nuestra participación en un programa de apoyo a la recolocación. Y es que, plantearnos estas dos cuestiones –inevitables y lógicas–es más que necesario.
Lo primero que hay que hacer es analizar las fuentes de la felicidad del ser humano, ya que, siendo comunes a todos, nos sirve como base para identificar aquello que realmente nos mueve y nos ilusiona. Una vez tengamos esto más claro, seremos capaces de vincularlo con aquellas tareas concretas asociadas a puestos y compañías o entornos profesionales que más nos interesen.
Una vez hayamos conseguido ese cruce y sepamos qué queremos hacer, por qué y dónde lo queremos llevar a cabo, podremos lanzarnos al mercado e iniciar nuestro proceso de venta personal. Empezaremos a trabajar con listados de empresas, ONGs y fundaciones que validen ese tipo de posición/tarea/proyecto y, en paralelo, procuraremos movilizar nuestra red de contactos personales y profesionales de manera que, poco a poco, puedan ir acercándonos a las oportunidades identificadas.
Una vez hayamos conseguido estos dos pasos del proceso, solo tendremos que hacer un seguimiento puntual y detallado del avance de cada oportunidad y contacto asegurándonos permanecer en su radar.
¿A qué puedo optar y qué ofrece el mercado?
Afortunadamente, el mercado laboral en el que nos encontramos actualmente ha cambiado mucho desde hace unos años, llegando a ser infinitamente más flexible y adaptado a las diferentes etapas personales y profesionales de la sociedad.
Por eso, si sabemos definir el proyecto al que queremos hacer frente y contamos con la ayuda oportuna, podemos encontrar diferentes relaciones contractuales entre empresa y empleado que abren un abanico de posibilidades a la hora de encontrar el proyecto profesional que más encaje con el proyecto personal de cada uno.
- Prejubilación: Siempre que la compañía lo tenga recogido en su cultura y lo ofrezca como posibilidad, podremos reducir el número de horas trabajadas y hacer una transición más calmada hacia la nueva etapa de jubilación. Esto nos permitirá compaginar nuestra actividad con aquellas otras tareas que, a priori, nos interesa desarrollar de cara al futuro más cercano.
- Jubilación activa: Una vez que se produce la jubilación, si sentimos que aún tenemos mucho que aportar a la sociedad, y nos sentimos activos y con ganas de iniciar un nuevo proyecto, tendremos que hacer un estudio de las compañías que confían en este tipo de perfil para poder colaborar con ellos de forma puntual.
- Autónomo: Es la forma más común que encontramos para seguir estando activos en el mercado y, por tanto, es la fórmula más aceptada por las compañías. Ante una necesidad concreta, la empresa recurre a alguien con experiencia que pueda dar respuesta al problema o poner en marcha el proyecto concreto para el que ha sido requerido. Una vez finalizado, se pondría fin también a esa relación contractual y podríamos enlazar con algún otro proyecto similar o completamente diferente, según nuestros objetivos.
- ONGs y fundaciones: Si analizamos el estado de nuestras finanzas y vemos que tenemos nuestras necesidades cubiertas, podemos “permitirnos” colaborar de una manera algo más activa y comprometida con alguna ONG o fundación. Y es que todos vamos acumulando conocimientos y experiencia que pueden ser muy útiles a este tipo de organizaciones que, por lo general, suelen carecer de medios para mantener equipos grandes de trabajo. Sin duda, una opción de lo más gratificante y con la que llegar a cubrir muchas necesidades en función de lo que más nos ilusione o llene personal y profesionalmente.
- Consejos de Dirección: Esta opción está más orientada a perfiles senior que hayan llegado a puestos de dirección. Muchos de los consejos de dirección de las empresas necesitan la opinión de alguien que venga de otro sector o compañía, por lo que este tipo de perfiles están muy valorados en estos consejos.
- Emprendimiento: ¿Siempre has tenido un hobby? ¿Por qué no ponerlo en el centro de tu carrera e intentar profesionalizarlo? Si te llena y te motiva, si contrastamos la viabilidad del proyecto, la inversión que va a implicar, los recursos necesarios y, en definitiva, tu compromiso con el proyecto, podremos llegar a hacer de ello una profesión en sí misma.