El otro día leía en un artículo sobre la convivencia que actualmente se da entre diferentes generaciones en una misma compañía y que, los que hoy son millennials, harán en torno a 17 cambios profesionales a lo largo de su vida laboral. ¡WOW! ¿Os parece mucho? ¿Quizá poco? ¿Lo justo?
Parece claro que hemos derribado la idea fantástica del ‘trabajo para toda la vida’ que muchos hemos heredado de las generaciones anteriores. Y alguno dirá (y yo me incluyo): ¡Menos mal!
Hasta no hace mucho, entrar en un lugar, crecer y desarrollarte en el mismo entorno para después promocionar y llegar a jubilarte en esas 4 paredes era lo que muchos entendían como concepto de estabilidad y que, por tanto, muchos perseguían.
En esto hemos sido educados muchos de nosotros, ¿verdad? Sin embargo, el futuro laboral parece que nos presenta un marco completamente diferente en el cual prima la carrera profesional de cada trabajador frente a la compañía o forma contractual en la que se desarrolle.
Es por ello que, si queremos seguir formando parte del mercado laboral, deberemos estar preparados para adaptarnos y aprender a jugar con estas nuevas reglas.
¿Una única forma de trabajo?
Pensando en futuro, la respuesta es clara: No. Tal y como hemos dicho, la idea de un trabajo para toda la vida ha desaparecido; nos desarrollaremos en varias empresas, en diferentes puestos de trabajo y en varios sectores de actividad. En consecuencia, las empresas cada vez exigirán más perfiles con amplias competencias y una alta capacidad de adaptación al cambio.
Teniendo esto en cuenta, lo lógico es pensar que las compañías por su parte buscarán, no solo empleados que se ajusten a estas necesidades, sino también adaptar sus formas contractuales extendiendo diferentes tipos de contratos que respondan a las necesidades reales del mercado.
Algunos ejemplos son:
- Contrato por proyecto: La empresa puede contratar a diferentes empleados para un proyecto en concreto con una duración más o menos determinada. Por parte del empleado, se consigue potenciar el grado de especialización en un campo o área y por supuesto, compaginar diferentes proyectos en paralelo de diferentes empresas consiguiendo una mayor autonomía de su tiempo y carrera.
- Mini Jobs: Trabajos destinados a estudiantes o recién graduados. Se trata de empleos de baja remuneración con un número reducido de horas en los cuales permiten conocer por dentro una compañía o sector.
- Freelance: Fórmula que permite desarrollar diferentes proyectos sin necesidad de tener una presencia física en una compañía, lo que hace que se potencie el trabajo online, deslocalizando los puestos de trabajo de forma que se establece una relación laboral basada en la confianza y autogestión del empleado.
- Crowdsourcing: También conocido como colaboración abierta distribuida, consiste en plantear problemas a determinados segmentos de la población especializados en una materia y recompensar a quienes consigan resolver esos problemas. Un modelo de producción que parece que ha llegado para quedarse en el futuro.
- Interim Management: Dedicado en especial a profesionales con una dilatada carrera profesional y experiencia en un área concreta que, sin querer invertir grandes jornadas laborales, quieren seguir aportando su experiencia a una o varias compañías que necesiten de su conocimiento días puntuales o a modo de consultoría.
- Tutorización Startups: Puede ser aplicado también a jóvenes emprendedores quienes no pueden permitirse tener en plantilla un perfil senior, pero ante la necesidad de su conocimiento, disponen de una persona con experiencia en ese campo que les asesora en cada una de las áreas necesitadas.
Todo ello nos indica que la forma de trabajar cambia y,tal y como decíamos, destaca como principal característica la flexibilidad en el trabajo con diferentes jornadas, horarios y vacaciones, permitiendo, cada vez más, trabajar fuera de la oficina. Asimismo, en todo esto también ha influido el desarrollo tecnológico que nos facilita ser más autónomos dentro de una estructura empresarial y ser dueños de nuestro tiempo y tareas.
¿Y nosotros como empleados?
Ante este nuevo entorno, con sus nuevas reglas y condiciones, tiene sentido pensar que las empresas necesitarán profesionales cualificados con una serie de competencias que ayuden a desarrollar y desempeñar las diferentes tareas con el éxito deseado.
La formación seguirá siendo un must pero perderá fuerza ante las competencias adquiridas durante los recorridos profesionales, ya sean técnicas o transversales. No obstante, el aprendizaje constante tendrá también un papel clave; la formación a lo largo de la vida será fundamental para que nos adaptemos a todos los cambios que se producirán en el mercado de trabajo. La capacidad de aprender constantemente o learnagility, será la clave para continuar siendo competitivos. Otras aptitudes como, ser emprendedor, con movilidad, especializado y con idiomas también serán muy valoradas.
En definitiva, ser capaces de adaptarnos al nuevo entorno laboral; tener la capacidad de adquirir nuevas habilidades, además de practicar un aprendizaje continuo, será fundamental para desarrollar nuestra carrera profesional con éxito. A todo esto, si le sumamos una buena y potente marca personal, nos convertirá en candidatos potenciales para las empresas, capaces de aportar nuestra experiencia y conocimiento y desempeñar todo tipo de tareas en cualquier proyecto, empresa y sector.
Y tú, ¿estás listo para afrontar el cambio?