Nuestro entorno cambia a toda velocidad (y nosotros con él). Ahora bien, si me paro a pensar en mi desarrollo personal presente y futuro, igual es bueno que me haga las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que buscarán en nosotros las organizaciones en los próximos 5 años?
¿Cuáles serán las capacidades o competencias más valoradas en el futuro más cercano?
Aunque seguro que existirá una gran lista, a continuación vamos a describir 5 que, seguramente, se encontrarán entre algunas de las más valoradas:
- Resiliencia: El nuevo contexto obligará no a gestionar el cambio, sino a vivir de manera continua en el cambio, provocando que los profesionales desarrollemos la capacidad de convivir con este eterno movimiento sin resentirse en lo personal o profesional. Si es algo que ya debemos manejar en nuestra ámbito familiar o más íntimo, ¿cómo no hacerlo también en nuestro entorno laboral?
- Learning Agility (Capacidad para aprender: Hemos dado mucha importancia a los conocimientos y experiencias de las personas, pero más importante de lo que ya sabemos es nuestra capacidad de aprender cosas nuevas y la rapidez y agilidad con lo que lo hacemos. En un entorno en constante cambio y evolución los conocimientos podrán tener un valor relativo y caduco, pero la capacidad para aprender cosas nuevas tendrá un gran valor.
- Flexibilidad: Las organizaciones tienden a estructurarse de manera más ágil y flexible con el objetivo final de prestar soluciones rápidas ante las demandas cambiantes de los mercados. En estas circunstancias nuevas los puestos con una definición de responsabilidades cerradas y fijas pasarán a la historia, y las personas cada vez tendrán que jugar con la flexibilidad, adaptándose a las necesidades cambiantes de las organizaciones, desempeñando roles cada vez más globales o transversales y menos especializados o concretos.
- Capacidad de escucha; Un gran hándicap en las organizaciones (e incluso en la vida), y que marcará el éxito de aquellos que la desarrollen y la puedan utilizar. Tanto si nuestros clientes están dentro o fuera de las organizaciones, tendremos que entender sus opiniones, sensaciones y necesidades para poder ofrecerles un valor diferencial al que le pueden ofrecer otros. Y ¿Cómo vamos a ofrecer valor sino escuchamos y entendemos a nuestros clientes? Sencillamente es imposible.
- Proactividad y capacidad para la toma de decisiones; Se hacen más necesarios los gestores y menos los ejecutores y los perfiles operativos. Las organizaciones demandarán que cualquier persona realice sus actividades como si fuera un autónomo, de aquí la importancia del perfil del interemprendedor, y todas las competencias que este término conlleva (capacidad de análisis y toma de decisiones y proactividad), con el objetivo final de que cada uno de los puestos aporte valor real a la hora de desarrollar sus actividades.
- Gestión de proyectos y/o equipos; Las empresas se estructurarán con un núcleo de empleados que posean una visión global y que puedan trabajar de manera flexible en la gestión de proyectos transversales, en los que los conocimientos específicos los podrán aportar “freelances” expertos a los que tendrán que gestionar los gestores internos que les aportarán los conocimientos de negocio y la visión global de la organización.
En resumidas cuentas, estas competencias facilitan la existencia de profesionales que estén alienados con la propia transformación de las organizaciones y que ayuden a estas a conseguir sus nuevos retos y objetivos a través de una nueva manera de hacer las cosas.
El primer paso para poder crecer y desarrollarse es tomar conciencia de uno mismo. ¿En qué punto me encuentro yo respecto a estas 5 importantes competencias? ¿Salgo bien en la foto? Para cambiar es muy saludable el reflexionar, actuar y volver a reflexionar. Animaros desde aquí para que así sea.