¿Recuerdas el primer día en tus anteriores trabajos? ¿Sabías a lo que te ibas a enfrentar? ¿Sentías nervios e inseguridad? ¿Crees que podrías haberte ahorrado o minimizado algunas de estas sensaciones?
Como dicen, “no tenemos una segunda oportunidad para causar una primera impresión” así que después de haber pasado por el duro proceso de vivir una transición laboral; haber invertido una gran parte de nuestro tiempo en buscar trabajo; superar la entrevista presencial con la empresa deseada y haber recibido la confirmación de nuestra selección, ahora es el momento de demostrar la mejor versión de nosotros mismos y empezar con buen pie en nuestro nuevo trabajo.
Es por ello que queremos ayudarte en los momentos previos a tu incorporación para que lo afrontes preparado gracias a los siguientes 7 consejos que te ofrecemos para superar este nuevo reto profesional:
¿Conocemos a la empresa?
Si nos preguntan cuál es la filosofía y los valores de la compañía… ¿Sabríamos responder con seguridad?
Es obvio que en nuestro primer día nos informarán de los datos más relevantes de la compañía: su trayectoria, objetivos, valores… ¿Pero, qué cuesta anticiparnos? Demostrar interés y proactividad, esa actitud tan valorada y buscada por las organizaciones, será un punto a favor que conseguiremos nada más entrar.
Una de las mejores formas para estar familiarizados con la empresa antes de nuestra llegada, es navegar por la web corporativa, seguir a la compañía en redes sociales para conocer su actividad diaria o bien, en el caso de que nos hayan enviado documentación previa como el manual de política de empresa, estudiarla los días antes a nuestra incorporación.
Metas y objetivos definidos
Tener unos objetivos claros y unas metas que alcanzar es sinónimo de motivación, ilusión y ganas de avanzar. Al obtener un nuevo empleo es importante diseñar un plan de desarrollo profesional en el que definamos qué queremos aprender, qué deseamos que nos aporte el nuevo trabajo, hasta dónde queremos llegar y cuál es nuestro objetivo a corto y largo plazo en la compañía.
Saber cuál es la dirección a seguir nos ayudará a mantenernos motivados, sentirnos realizados y a alcanzar nuestras metas, tanto profesionales como personales.
Sin pausa pero sin prisa
La llegada a un nuevo lugar de trabajo siempre es un momento que requiere capacidad de adaptación y paciencia. Es importante no querer llevárnoslo todo por delante el primer día; sin conocimiento real y profundo seguramente caeremos en errores que podríamos haber evitado tomándonoslo con más calma. Darnos un tiempo para conocer en profundidad la empresa; entender las dinámicas y procesos de trabajo y saber cómo son nuestros compañeros y superiores nos ayudará a poder adaptarnos de forma más fácil y descubrir cómo podemos sumar y multiplicar en la empresa.
Todo es cuestión de actitud
La actitud no es el único factor importante, pero sí que influye en todo lo que hacemos. La disposición con la que entramos en un nuevo lugar de trabajo determinará el camino que vayamos a construir ahí dentro. El positivismo, la proactividad y la capacidad de aportación son actitudes determinantes para nuestra trayectoria en la empresa. Pequeños detalles como estar dispuestos a echar una mano a nuestros compañeros cuando lo necesiten o cambiar un “no se puede” por un “vamos a intentarlo” nos ayudarán a marcar la diferencia.
Learnability activada
Si durante nuestra búsqueda de trabajo hay que tener nuestra learnability activada, cuando hemos conseguido un nuevo trabajo, tenemos que mantenerla. ¿Cómo? Realizando cursos online, asistiendo a conferencias o workshops fuera de nuestro horario laboral y consumiendo contenido sobre nuestro sector (artículos, entrevistas, reportajes…), son solo algunas de las formas que tenemos a nuestro alcance para no dejar de adquirir conocimientos.
Una vez nos hayamos incorporado en la empresa, la posibilidad de aprender de forma proactiva tampoco se detiene. ¿Tenemos curiosidad por el proyecto que desarrolla nuestro compañero de al lado? Preguntémosle en qué trabaja. ¿En la empresa dan formaciones sobre temas que nos interesan y pueden ayudarnos a la hora de llevar a cabo nuestro trabajo? Apuntémonos. Así de sencillo y así de beneficioso para nuestra learnability.
Gestionar bien el estrés
Es normal que los primeros días nos encontremos en una situación de tensión y nervios al recibir una gran cantidad de información que no nos da tiempo a procesar. Tranquilicémonos, nadie espera que lo sepamos todo el primer día ni que recordemos los nombres de todos los nuevos compañeros. Simplemente es cuestión de escuchar, prestar atención y tomar nota de todas aquellas indicaciones que nos den nuestros compañeros y jefes. ¿Y si no sabemos algo? Preguntamos. Todo es cuestión de actitud, cambiar los nervios y el estrés por calma y tranquilidad será una señal de confianza y seguridad en nosotros mismos.
Flexibilidad ante todo
“Es que en mi antiguo trabajo se hacía así…” Error. Es fundamental mentalizarnos de que trabajaremos con nuevos compañeros que tendrán distintas formas de trabajar y las dinámicas en nuestra nueva empresa pueden ser contrarias a nuestros antiguos trabajos. Demostrar flexibilidad, la adaptación a nuevos entornos y la capacidad de trabajar en equipo serán aspectos muy valorados en nuestro nuevo trabajo y que nos harán crecer tanto personal como profesionalmente.
En resumen, ser capaces de controlar este temor que nos produce la incorporación a una nueva empresa y que nos puede traicionar, es posible si realizamos una buena preparación previa antes de afrontar nuestro nuevo reto laboral.
¡Te deseamos mucha suerte en tu nueva aventura profesional!