En los últimos tiempos no dejamos de ver u oír hablar sobre los procesos de digitalización de las empresas y su necesidad de adaptación a las nuevas formas de relación que sus clientes y sus empleados demandan. Pues bien, esta tendencia también está ocasionando que se estén revisando los procesos y los canales utilizados en los procesos de selección, intentando adaptarse más a sus futuros empleados: esa nueva generación de millennials – y, de paso, a todos los posibles candidatos – cuyo principal canal de comunicación, cada vez más, son las nuevas tecnologías y las redes sociales.
Todo esto puede verse desde dos perspectivas. Por un lado, en los procesos de selección ya no solo se utiliza la información recibida a través de nuestro Cv escrito, sino que, desde el inicio del proceso, las empresas están comenzando a tener un papel más activo realizando búsquedas a través de redes sociales, cómo Linkedin o Xing, de aquellos perfiles que les interesan, por lo que, si no estamos presentes en ellas perderemos muchas oportunidades de empleo. Asimismo, debemos cuidar la información que aparece en ellas y tomar conciencia de que la calidad de nuestros contactos es prioritaria frente a la cantidad de los mismos. Pero además, se tendrá en cuenta toda la información que aparece en otras redes sociales como Facebook o Twitter, que hablan por nosotros, y es por ello que debemos pararnos a pensar qué es lo que queremos transmitir de nuestra personalidad, capacidades, aficiones, etc. a través de ellas y actuar en consecuencia.
Por otro lado, las nuevas tecnologías no solo han impactado en el proceso de búsqueda, sino también en el proceso de selección de candidatos. Estamos acostumbrados a preparar nuestro CV en papel, pasar un primer filtro sobre ese CV escrito y luego una serie de entrevistas cara a cara; sin embargo, cada vez se están imponiendo más otros canales de transmisión de nuestra experiencia profesional. Los menos intrépidos pueden empezar dando un toque más actual a su cv incluyendo un código QR que enlace con nuestro perfil de LinkedIn, pero aquellos que quieran dar un paso más allá, pueden recurrir a herramientas como el video CV o el CV web:
- Video CV: Un video CV nos permite mostrar directamente algunas de nuestras competencias como la creatividad, nuestra capacidad de comunicación, orden y calidad o el nivel de nuestro conocimiento de idiomas, pero antes de lanzarnos a grabar nuestro video CV debemos sopesar si en nuestro caso “nos vamos a lucir” o es mejor no hacerlo (¡no todos salimos favorecidos!). Una vez que estamos decididos a ponernos con ello, lo primero de todo es preparar nuestro guion que incluya: nuestro perfil, experiencia, éxitos, formación y otros aspectos a destacar, así cómo un resumen final que refuerce nuestro encaje con la oportunidad a la que optamos (ya sabéis, customizar, customizar y customizar…). Todo ello con una duración de entre 2-2.30 minutos. Parece poco ¿verdad?, pero si somos organizados y hemos trabajado previamente nuestro guion, lo conseguiremos. Hemos comentado el contenido, pero en este caso también es importante cuidar aspectos relacionados con el canal: la iluminación, el ruido, el encuadre que queremos darle, nuestro aspecto personal,… ah, y ¡ojo!, dónde lo colgamos; aseguraros de que el sitio donde lo colgáis cuenta con un marco legal de protección de datos. Al terminar, puedes incluirlo como enlace en tu perfil de LinkedIn.
- CV Web: Un CV web tiene muchas funcionalidades ya que, al estar alojado en una web, te permite colgar todo tipo de contenido multimedia, por lo que, además de incluir toda la información que queramos, podremos colgar nuestro portfolio. De esta forma, nuestro CV es mucho más completo y, además, fácil de compartir en cualquier momento. Tras pasar la primera fase del proceso, llegamos ahora al momento de las entrevistas. En un mundo global, donde cada vez importa menos la ubicación física de nuestro equipo, se utilizan cada vez más herramientas como Skype a la hora de realizar las entrevistas personales. Realmente, dentro de lo que cabe, es lo más parecido a un cara a cara, pero nos falta esa cercanía que da el estar en una misma ubicación física, y ello lo tendremos que contrarrestar con una buena puesta en escena (cuidando el lugar elegido: encuadre, ruido externo, buena señal de conexión…) y un mayor dominio de los elementos de comunicación (verbal, vocal y no verbal). Por lo demás, debemos prepararnos el contenido de la entrevista del mismo modo que en una entrevista cara a cara (conocimiento de la empresa, preparación del mensaje, respuesta preguntas frecuentes, tener preparados ejemplos, etc.).
Si tenemos en cuenta todo lo anterior – desde el cuidado de los detalles, hasta la práctica de entrevistas – habremos dado un paso más para acercarnos a nuestro objetivo. Y, aunque en un futuro, no muy lejano, seguiremos viendo numerosas novedades al respecto, si conseguimos irnos adaptando llegaremos a dominar la técnica y los resultados siempre serán mejores.