Llegó julio, después agosto y con ellos ¡las ansiadas vacaciones! Días de playa y chiringuitos; de aeropuertos y aduanas; de montañas y lagos. Momentos de reencuentros y nuevas amistades; de recordar el año que ha pasado y de planificar el que está en camino.
En una situación de transición profesional, en la que nos encontramos en busca de trabajo, ¿cómo afrontamos estos “temidos” momentos en los que tenemos que contar nuestra realidad? ¿Nos quedamos en casa sin bajar a la playa o a la piscina? O peor aún, ¿nos quedamos sin vacaciones?
El verano es una época de volver a ver personas con las que no coincidimos tanto durante todo el año y, generalmente, comunicar nuestra situación de transición profesional, nos produce temor, porque tendremos que enfrentarnos a ciertas preguntas que nos pueden resultar incómodas.
Yo pienso que es todo lo contrario.
Los reencuentros son una oportunidad de oro que no debemos desaprovechar, para transmitir nuestro mensaje de presentación a amigos y gente que no nos conoce, en un ambiente distendido y no laboral.
Así lo demuestran los resultados de recolocación del pasado 2017 de Lukkap, ya que 5 de cada 10 candidatos encontraron trabajo gracias a su red de contactos.
Preguntar, tener interés por los sectores en los que trabajan nuestros conocidos y hasta pedir un consejo, nos puede llevar a encontrar un trabajo. Además, ese ambiente relajado fuera del ámbito laboral, da cierto margen para preguntar cuestiones que en otro contexto no recibirían la misma respuesta o nos incomodaría más hacerlo. Las personas nos mostramos más accesibles en bañador que con corbata.
Por lo tanto, dada la gran oportunidad que este periodo estival nos brinda, deberemos tener un plan de acción contrastado y efectivo.
¿En qué consiste el plan?
- Hacer un listado de las posibles personas que nos vamos a encontrar durante las vacaciones al que llamaremos, por ejemplo, ‘Network Verano 2018’. Además de incluir nuestras empresas de interés, clasificaremos ese listado en prioridades A, B ó C, en la medida que creamos que nos pueden ayudar. Es fundamental que esta lista de contactos esté viva, es por ello que la actualizaremos cada día tras subir de la playa.
- Investigar sobre cada personay fijarnos un objetivo con cada una de ellas. Hay miles de posibles objetivos: desde que nos presenten a una persona a la vuelta de verano hasta que nos inviten a un evento que nos interese muchísimo. Saber con quién se relaciona y cuáles son sus motivaciones personales nos puede ayudar y mucho.
- Preparar muy bien un mensaje de presentación de 90, 60 y 30 segundos para aplicarlo según la situación a la que nos vayamos a enfrentar y a la persona que nos vayamos a dirigir. Este mensaje debe transmitir quiénes somos, qué hacemos y sobre todo, qué queremos hacer.
- Integrar el motivo de nuestra salida de la compañía. ¡En España somos muy cotillas y nos van a preguntar!
- Pedir feedback tras el mensaje. ¿Has entendido mi nuevo proyecto? ¿Qué te parece? ¿Me ves llevándolo a cabo? ¿Qué harías tú en mi lugar? Estas son preguntas que deberemos hacer sí o sí.
- Averiguar sus intereses profesionales y personales durante esa café o esa caña, aparte de darnos información muy valiosa, nos ayuda a saber que le podemos ofrecer nosotros. ¿En qué podemos echarle una mano? Todos tenemos recursos para ayudar al prójimo.
- No llevar el CV de vacaciones ni sacarlo a pasear constantemente. Vamos a intentar generar la deseabilidad suficiente para que a la vuelta nos lo pidan. Tener una reunión algo más formal, alcanzar el objetivo que nos hemos fijado y conseguir darle continuidad.
- Generar compromisos mutuos y acuerdos en la despedida
- No dejar pasar más de diez díaspara contactar con aquellas personas con las que hemos conseguido generar empatía, interés mutuo y respeto intelectual. ¡Están deseando que les llamemos!
Aplicando este plan de acción, tendremos más éxito seguro, ¿no creéis? No hace falta que contestéis, ya os digo que sí y además, de forma exponencial.